La heroína es una droga altamente adictiva, por lo que una gran mayoría de los consumidores desarrollan adicción. Podríamos decir que el tratamiento para la adicción a la heroína es similar al de otras adicciones, aunque tiene ciertas particularidades, principalmente en cuanto a la desintoxicación. Antes de continuar, cabe resaltar que prácticamente todos los derivados del opio (naturales o sintéticos) son susceptibles de crear adicción. Es decir, tanto la morfina como la heroína o sus derivados, tienen capacidad de generar dependencia.
Procedencia de la heroína
A las drogas que provienen directamente del opio se les denominan opiáceos (morfina, codeína, tebaína, etc.). Del mismo modo, a las sustancias que se obtienen a partir de la morfina se les denominan opioides (heroína, oxicodona, tramadol, buprenorfina, fentanilo, etc.).
Los opiáceos y opioides tienen una gran utilidad terapéutica y por lo tanto se utilizan para el tratamiento de diversas patologías (fundamentalmente como analgésicos). Sin embargo, drogas como la heroína están prohibidas en gran parte del mundo, tanto el uso médico como recreativo. Esto se debe, fundamentalmente, a que la heroína es capaz de crear adicción.
La heroína es un derivado sintético de la morfina.
El uso recreativo de la heroína ha estado presente desde su descubrimiento. No obstante, rápidamente quedó contrastada su gran capacidad para crear dependencia, por lo que fue incluida en la lista de sustancias prohibidas. Quienes consumen esta droga suelen necesitar tratamiento en un centro de desintoxicación de heroína para superar la adicción.
La adicción a la heroína
La diacetilmorfina o heroína se sintetizó en 1874 a partir de la morfina tratando de mejorar sus propiedades farmacológicas. De hecho, la heroína es entre dos y tres veces más potente que la morfina. El uso médico de heroína pretendía beneficiarse de su acción sedante, analgésica y antitusiva, eliminando los inconvenientes que presentaban la morfina y la codeína. Tanto es así, que la heroína se postulaba como solución a personas que desarrollaban adicción a la morfina. Sin embargo, tanto la heroína como la morfina son capaces de crear una fuerte dependencia física y psicológica. Probablemente, la heroína es una de las drogas más adictivas que existen.
La gran capacidad adictiva de la heroína responde fundamentalmente a su elevado efecto euforizante. Su consumo produce, según relatan los heroinómanos, una experiencia subjetiva no comparable al efecto de otras drogas. Podríamos decir que es una droga extremadamente sugerente y resulta complicado no volver a consumir. Además, crea tolerancia con rapidez. Por otro lado, la heroína es capaz de generar síndrome de abstinencia prácticamente desde el primer contacto con la droga. En definitiva, el consumo puntual de heroína tiende rápidamente a un aumento de la dosis y un consumo repetido para evitar los síntomas de retirada.
Por todas estas razones, aproximadamente 50 años después de su descubrimiento, la heroína fue prohibida para cualquier indicación médica. En 1931 fue incluida en la lista de sustancias controladas de la convención de Ginebra junto a la cocaína y otros narcóticos. Sin embargo, países como Reino Unido, Suiza o Canadá, han vuelto a incluir recientemente la heroína como parte de su arsenal terapéutico.
Tratamiento sustitutivo para la adicción a la heroína
Los opiáceos han sido utilizados con fines medicinales desde hace miles de años. Muchos de estos fármacos tienen consideración de psicótropos ya que modifican el comportamiento y causan adicción. Se trata de drogas muy controladas con el fin de evitar su uso recreativo. Aunque no todos los opioides tienen el mismo potencial adictivo, la mayoría de ellos requieren prescripción médica. Por ejemplo, algunos opioides son utilizados en entorno hospitalario para el tratamiento del dolor oncológico; pero siempre bajo estricta supervisión médica.
A diferencia de la adicción a la cocaína, el alcoholismo u otras adicciones, la mejor opción para abordar la dependencia a los opioides no es la interrupción brusca del consumo. Estas drogas, al igual que las benzodiacepinas, requieren una retirada progresiva ya que la interrupción súbita puede provocar síntomas graves de abstinencia.
De esta forma, el tratamiento más recomendable para superar la adicción a la heroína es el tratamiento sustitutivo de opioides. Es decir, suprimir el consumo de heroína y administrar otro opioide de diferentes características. A continuación, se planteará una retirada progresiva del mismo. A más largo plazo, el programa de mantenimiento de opioides puede comprender desde unos cuantos meses hasta varios años, y debe estar supervisado en todo momento por un facultativo médico. Veamos con más detalle cuales son.
Metadona
De todas las alternativas existentes la metadona es el opioide mejor y más contrastado de cara a superar la adicción a la heroína. La metadona es el fármaco de elección en la terapia de mantenimiento de opioides. Se utiliza por término medio entre uno y seis meses, aunque su uso puede ser planteado a más largo plazo. La vía de administración de la metadona es fundamentalmente oral. De esta forma se eliminan los efectos euforizantes que provoca la heroína. Además, el riesgo de sobredosis con metadona es inferior al de la heroína.
Por todas estas razones, la terapia sustitutiva con metadona está ampliamente aceptada como uno de los tratamientos más eficaces que existen para combatir la adicción a la heroína.
El tratamiento con metadona por vía oral ofrece grandes beneficios. Permite la estabilización física, funcional y psicológica del paciente. Aunque no es un tratamiento universal que garantice el éxito en el cien por cien de los adictos a la heroína, la metadona se ha mostrado eficaz tanto en la desintoxicación como en el mantenimiento de la abstinencia en personas con amplio historial en abuso de opioides.
Buprenorfina
En las últimas décadas la aparición de la buprenorfina ha permitido un gran avance en el tratamiento de la adicción a la heroína. La buprenorfina por vía oral, en combinación con naloxona (Subxone ®), permite suspender el consumo de heroína y desarrollar un síndrome de abstinencia mucho más leve. Este opioide es entre cuarenta y cien veces más potente que la morfina respecto a su poder analgésico.
La combinación con naloxona pretende evitar el uso inadecuado del fármaco. Es decir, la naloxona por vía intravenosa puede provocar un cuadro de abstinencia agudo. Sin embargo, por vía oral no ejerce ningún tipo de acción. Además, la buprenorfina ofrece menor riesgo de sobredosis que la heroína o la metadona. En este sentido, el tratamiento sustitutivo de opioides con buprenorfina/naloxona se ha mostrado igual de eficaz que la metadona.
Naltrexona
La naltrexona es un fármaco distinto a los anteriores, ya que no tiene efectos euforizantes ni analgésicos. Ocupa los receptores opioides bloqueándolos, pero no los activa como hacen la metadona o la buprenorfina. Cabe mencionar que la naltrexona también es utilizada para el tratamiento médico del alcoholismo, principalmente por vía oral. Sin embargo, para el tratamiento de la adicción a la heroína se utiliza habitualmente por vía intramuscular, como inyectable de liberación prolongada.
A diferencia de la metadona o la buprenorfina, la naltrexona no es utilizada para la desintoxicación de heroína sino para el mantenimiento de la abstinencia. Cabe destacar que la naltrexona reduce el craving o deseo por el consumo de opioides y neutraliza los efectos euforizantes de la heroína, la morfina o la codeína.
Así como la metadona y la buprenorfina pueden utilizarse prácticamente desde la interrupción del consumo de heroína, con la naltrexona es recomendable esperar de siete a diez días. El objetivo es impedir que desencadene un síndrome de abstinencia agudo, ya que la naltrexona desplaza de forma súbita a los opioides de sus receptores.
Naloxona: tratamiento de la sobredosis de heroína
La naloxona es un fármaco muy prometedor. Es una sustancia con alta afinidad por los receptores opioides que actúa desplazando a la heroína, el fentanilo o a cualquier otro opioide. Ha adquirido un especial protagonismo en los últimos años puesto que permite revertir con rapidez la sobredosis de heroína o fentanilo.
La denominada crisis de opioides ha llevado a incluir la naloxona como recurso fundamental para evitar un desenlace fatal en usuarios de heroína u otros opioides. Hay que tener en cuenta que gran parte del elevado índice de fallecimientos por sobredosis no se debe al consumo de heroína, sino por la adulteración de los opioides con fentanilo y xilacina.
Para intentar reducir los fallecimientos relacionados con los opioides, ciudades como Nueva York han diseñado políticas que promueven el uso de naloxona. En España también existe una presentación de naloxona en spray nasal equivalente al conocido Narcan ®.
La terapia cognitivo conductual y la adicción a la heroína
El tratamiento farmacológico de la abstinencia a opioides debe ir siempre acompañado de apoyo psicológico. La terapia cognitivo conductual ofrece buenos resultados, al igual que en otras adicciones. La psicoterapia, de carácter individual o grupal, es estrictamente necesaria para resolver la adicción a la heroína. Esta intervención psicológica debe ser constante, intensa y prolongada en el tiempo. Fundamentalmente, de cara a evitar una recaída en el consumo de heroína.
Debemos tener en cuenta que la adicción a la heroína tiene un particular carácter recidivante. Es decir, si la adicción no se compensa apropiadamente existe una elevada tendencia a que reaparezca el consumo.
Del mismo modo, resulta oportuno resaltar las graves interferencias que el consumo de otras drogas o el alcohol pueden tener en la evolución de los heroinómanos. El tratamiento puede contemplar un planteamiento de alta exigencia (abstinencia completa a todas las drogas y el alcohol) o bien un tratamiento de reducción de daños. Puedes realizar en el siguiente enlace el Test de adicción a opiáceos