Depresión y consumo de alcohol: todo lo que debes saber

Mujer con depresión frente a un vaso de alcohol

La depresión y el consumo de alcohol tienen una relación compleja y bidireccional. Las personas con depresión suelen recurrir al alcohol como automedicación, buscando un alivio temporal de sus síntomas. Sin embargo, el alcohol es un depresor del sistema nervioso central que acentúa dichos síntomas, lo que suele conducir a un empeoramiento de la patología. Del mismo modo, las personas con alcoholismo suelen presentar síntomas depresivos que se agravan como consecuencia del consumo repetido. Realmente, es una combinación peligrosa.

No obstante,  cabe destacar que la depresión puede preceder al trastorno por consumo de alcohol o aparecer como consecuencia del mismo. En cualquier caso, esta interacción crea un ciclo en el que ambas afecciones se alimentan e intensifican, lo que hace que el tratamiento sea más complejo. En este sentido, resulta fundamental abordar simultáneamente ambos trastornos para conseguir una recuperación efectiva. A continuación describiremos con detalle la interacción entre alcohol y depresión y cómo podemos evitarla.

Síntomas comunes de la depresión

La depresión es un trastorno del estado de ánimo que afecta a la salud física y mental de las personas. Los principales síntomas de la depresión incluyen abatmiento, profundo sentimiento de tristeza que conduce al llanto sostenido y pérdida de interés por actividades cotidianas. Además, también suelen presentar irritabilidad, frustración y un sentimiento de culpa excesivo. Resulta fácil comprender que, en ocasiones, el alcohol pueda aparecer como bálsamo eficaz para aliviar estos síntomas.

Los principales síntomas de la depresión son tristeza profunda, irritabilidad y sentimiento de culpa.

Por otro lado, los síntomas físicos de la depresión van desde cambios del apetito a trastornos del sueño y fatiga persistente. Además, los/as afectados/as suelen experimentar dificultad para concentrarse, tomar decisiones y pérdida de memoria. Realmente es un cuadro angustiante muy complejo.

Alcoholismo y depresión
Muchas personas con depresión utilizan el alcohol para aliviar su sintomatología.

Cabe destacar que las personas afectadas con depresión grave pueden experimentar pensamientos autolesivos o incluso suicidas. Por esta razón, es importante reconocer rápidamente estos síntomas y solicitar ayuda profesional lo antes posible.

Síntomas comunes del alcoholismo

En nuestro blog puedes encontrar diferentes artículos relacionados con el alcoholismo. Resumidamente, la adicción al alcohol es una afección caracterizada por la incapacidad de controlar el consumo a pesar de las consecuencias negativas. Cabe destacar que, aunque inicialmente resulta euforizante, el alcohol ejerce un efecto depresor a largo plazo. Es decir, el consumo crónico de alcohol suele provocar un cuadro sintomático similar a la depresión denominado “depresión alcohólica”.

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Los síntomas más comunes del trastorno por consumo de alcohol incluyen el deseo intenso de beber, incapacidad para limitar el consumo y continuar bebiendo a pesar de los problemas. Además, las personas con alcoholismo suelen ocupar mucho tiempo consumiendo y recuperándose de sus efectos.

El consumo de alcohol ejerce un potente efecto depresor a largo plazo.

Cabe destacar que en los casos más severos de dependencia al alcohol suelen aparecer síntomas graves de abstinencia al reducir o suspender el consumo (ansiedad, temblores o incluso convulsiones). Es importante reconocer estos síntomas con rapidez ya que el alcoholismo puede tener un impacto significativo en la salud y bienestar de las personas.

Cómo romper la interacción entre alcohol y depresión

Abordar la interacción entre el alcohol y la depresión implica un enfoque multidisciplinar que incluye ayuda profesional e incorporación a grupos de apoyo como Alcohólicos Anónimos (AA) o Narcóticos Anónimos (NA). Estos recursos pueden facilitarnos diferentes estrategias para mejorar ambos trastornos.

Además, es muy aconsejable crear una red de apoyo de amigos, familiares y personas en recuperación. También resulta prácticamente necesario desarrollar cambios saludables del estilo de vida, como practicar ejercicio físico, comer equilibradamente y restaurar el ciclo del sueño. Esto nos ayudará a mejorar los síntomas de depresión y también a reducir el consumo de alcohol.

Dicho esto, resulta fundamental aplicar un tratamiento simultáneo de ambos trastornos ya que hacerlo por separado puede provocar la continuación del ciclo perjudicial. Es decir, debemos crear un plan de tratamiento integral que incluya la combinación de tratamiento psicológico y farmacológico.

Por ejemplo, la terapia cognitivo-conductual (TCC) ayuda a identificar y cambiar patrones de pensamiento y comportamientos negativos. O mediante la entrevista motivacional (EM), que fomenta un cambio de comportamiento positivo en personas con adicciones.

En cuanto al tratamiento médico, existen fármacos que pueden suavizar la abstinencia, reducir el craving de alcohol y disminuir los síntomas depresivos. Ten en cuenta que resulta imprescindible consultar con un facultativo médico para desarrollar este paso.

Romper la interacción entre alcohol y depresión implica el tratamiento simultáneo de ambos trastornos.

Factores de riesgo que favorecen el ciclo entre alcohol y depresión

Los desencadenantes del consumo de alcohol en personas con depresión incluyen los eventos estresantes de la vida, factores ambientales y los antecedentes de trauma, maltrato o abuso. Además, también puede influir el componente genético ya que los antecedentes familiares de depresión o adicciones aumentan la susceptibilidad a padecer estos trastornos. Resulta crucial identificar los factores de riesgo para controlar ambas circunstancias de manera efectiva.

Como comentábamos, abordar los desencadenantes del consumo de alcohol en personas con depresión requiere un enfoque que aborde los factores psicológicos y ambientales. Por ejemplo, el estrés, la ansiedad y los estados afectivos negativos aumentan significativamente el riesgo de consumo de alcohol, ya que estas personas pueden usar el alcohol para hacer frente a estos sentimientos.

Mujer angustiada frente a un vaso de alcohol
El estrés, la ansiedad y los estados afectivos negativos aumentan el riesgo de consumo de alcohol.

Del mismo modo, factores sociales como la presión de los compañeros o entornos en los que está normalizado el consumo de alcohol, también pueden favorecer el consumo de alcohol. Por último, algunos factores cognitivos (como las falsas creencias sobre los efectos del alcohol) pueden contribuir al consumo.

Cabe destacar el particular impacto que tiene la interacción alcohol y depresión en las mujeres. De hecho, la incidencia de la depresión entre las mujeres es tres veces superior a la de los hombres.

Resulta fundamental reconocer estos desencadenantes y desarrollar estrategias para controlarlos, ya que son componentes clave del tratamiento para la depresión concurrente con el trastorno por consumo de alcohol.

Factores de protección frente al consumo de alcohol

Desarrollar la resiliencia para resistir los desencadenantes, especialmente para las personas que lidian con la depresión y el consumo de alcohol, implica mejorar la capacidad de hacer frente al estrés o la adversidad. Esto se puede lograr mediante el desarrollo de redes de apoyo, prácticas de autocuidado (como la atención plena y el ejercicio físico) y búsqueda de ayuda profesional cuando sea necesario.

Las estrategias cognitivo-conductuales también suelen ser efectivas, ya que ayudan a identificar y alterar los patrones de pensamiento que conducen al consumo de alcohol. Además, practicar algunas técnicas de reducción del estrés (como la respiración profunda, la meditación o el yoga) puede fortalecer la resiliencia contra el impulso de beber alcohol como mecanismo de afrontamiento.

Entrada relacionada: cómo reducir el consumo de alcohol.

Dónde acudir

Superar los desafíos del trastorno por consumo de alcohol concurrente con la depresión requiere un enfoque de tratamiento integral que aborde ambas afecciones. El tratamiento incluye una combinación de asesoramiento individual y grupal, terapias conductuales y medicamentos para controlar los síntomas depresivos y la abstinencia.

Probablemente debas iniciar una fase de desintoxicación bajo supervisión médica para controlar la abstinencia de manera efectiva. Además, la planificación del tratamiento a largo plazo resulta fundamental para mantener la sobriedad y compensar la depresión.

Si estás buscando romper la relación entre el alcohol y la depresión te recomendamos contactar con un psiquiatra y un psicólogo experto en alcoholismo. Estos profesionales te proporcionarán un tratamiento personalizado adaptado a tus necesidades. Recuerda, la rehabilitación es un proceso que requiere compromiso, pero con apoyo y un tratamiento adecuado la recuperación es posible. Contacta con Ivatad para más información.